martes, 18 de enero de 2011

El Mito de Pandora

1- EL MITO DE PANDORA.

Pandora, haciendo oídos sordos a las palabras de Hermes, se dio la vuelta y continuó con sus quehaceres cotidianos en la hacienda de Epimeteo. Pero las Cárites Horas habían hecho su corazón inconstante de flores del Argos, cuya curiosidad no tiene límites y por ello danzan, desplazándose por las enredaderas, y cayó en la tentación.

Tomándola con una mano, frenó por un instante su gesto, pensando en todos los bienes que, según Zeus, estaban recogidos en la pequeña caja. Recordando aquella historia por la que en Mecona, Prometeo engañara por segunda vez a los Olímpicos Dioses, favoreciendo a la casta de los Hombres.

Pero ni aquel atisbo de duda frenó, al fin, su curioso gesto, y presionó suavemente la parte superior de la caja. Todos los bienes, regalos de los dioses, se desparramaron de la caja, huyendo raudos del mundo de los Mortales hace el Monte Idus, volviendo al Lar de las Gracias, donde los custodiaban para los Inmortales, justo al lado del locus en que las Parcas tejían y cortaban sus árgeos hilos.

Allá se fugaba la Paz. Más allá volaba la sombra áurea de la Prosperidad junto a un niño montado en Pegaso, que Pandora reconoció como  la fértil Descendencia. Todos huyeron prestos del lado de los Hombres, dejándolos a solas en el perecedero mundo de los mortales.

Pandora, aterrada, cerró presta la caja, impidiendo que una de las últimas luces saliera de la misma en vuelo plácido. Sabiéndola apenas vacía se echó a llorar, por la curiosidad anidada en su seno, fabricación cúspide del hábil Héfesto, se habían perdido todos los dones de los Dioses, y por ende, la felicidad del género humano.

Cumplía así, sin saberlo, con el hábil plan trazado en las mentes perversas del crónico Zeus y Hera, la de los brazos blancos.


2- LA LUZ ILUMINA EL CAMINO.

La luz es el camino, el porvenir, lo que te espera: el fuego primigenio, caro regalo del titán Prometeo a sus amados hombres, que le costó el sacrificio caucásico, hasta su liberación por Melkart.

El fuego, la luz, es la vida física. El calor, la energía, la alimentación (con alimentos cocinados) de que quiso privar Zeus a los hombres. También la buena muerte, que acaba con el descanso eterno, negado al éfiro Sísifo, en las lenguas del fuego. Y por supuesto, la luz también representa la vida intelectual y sentimental, la guía íntima de Kurós apolíneo Hélios: Señor de la verdad, la medicina, la curación la belleza y las artes, bienes todos ellos que van de la mano de la luz, ya que sin ella no serían descubiertos.

Todos ellos fueron los primeros en abandonar la caja ante la aterrada mirada de Pandora, que fue incapaz de detener a ninguno de ellos y tan solo la belleza, confundida por la presencia de Eros al lado de Pandora, se quedó al lado de la primigenia mujer.


3- LA FORTUNA HUIDA.

Salió volando después la hija de Juno, cuyas escasas greñas desprestigiaban su hermoso rostro, guiando con los ojos velados el timón de su nave Ocasión. La fortuna que ha sido la más buscada y la menos hallada de las hijas del Olimpo, huía hacia su templo en la julia ciudad.


En su fuga la Fortuna erró y voló al Oeste, más allá de las Columnas Herácleas y las Islas Afortunadas, hasta tierras donde las mujeres la invocaban cambiando aros de plata de una mano a otra a diario, y donde los sacrificios eran comunes, en aras de su abundancia. La fortuna se vio allí satisfecha, y tomo esas remotas tierras como morada, dejando crecer su larga cabellera lejos de aquellos brutos que por crines de equinos la tomaban y poseían al antojo del más fuerte.


4- LA FELICIDAD LOCA DE LOS NIÑOS.

Volaron asimismo las nínfulas del Párnaso, atadas al fauno Pan, de la vajilla liberadas. Los seres báquicos representan la naturaleza en estado puro, incapaces de seguir las rígidas claves de la civilización, y rompiendo todos los convenios formales en aras de su felicidad.

Como los niños, Dionisio y sus seres son incapaces de respetar el sitio de la risa y el placer, que lo inunda todo. Lo que está arriba lo ven abajo, y no conciben el mundo con reglas ni conceptos estrictos: representan la libertad mas profunda del ser humano, su causa y alma primera, vinculada al alma que se pierde cuando el niño deja de serlo y se convierte en hombre.

De esta forma, los hombres perdían su libertad absoluta, y quedaron encadenados a la realidad física y mortal. Tan sólo las Hiades, contemplando un recién nacido y que cercano habían abandonado, se retrasaron dándole de beber de la Ambrosía divina que portaban, y por ello como niño el ser humano recuperó la libertad de su sonrisa.


 

5- LA EVOCACIÓN DEL SUEÑO.

Pasitea fue la última en escapar de la caja, antes de que una Pandora aterrada la cerrar de repente. Con sus alas de plata y luna, retorno con su hijo Morfeo, el principal de los Onyros. Incapaz de llevarse consigo su arsenal de sueños y evocaciones, las repartió por el mundo entre flores y plantas ocultos, para que solamente los iniciados por ella misma pudieran tener y gestionar el poder del sueño, las alucinaciones, los aromas y el bienestar.

Cuando Morfeo fue fulminado por Zeus tras sus revelaciones, Pasitea dejó al fin el poder de los sueños y las evocaciones en manos de los hombres, y murió dulcemente por Tánatos besada.


6- LA ESPERANZA NUNCA SE PIERDE.

La Venganza de Zeus, recolector de nubes, fue consumada y la triste Pandora cerrando de golpe por miedo la caja de su ventura, no dio en ver que dejaba un único don en su prisión mantenido.

Dejando a la joven ninfa Esperanza en su cubículo, arrastraba la incauta a la desesperación y al miedo, todos ellos por Nix domeñados.

Pero, los Olímpicos rabiaron ya que no toda su rabia fue desencadenada, y Epimeteo, consciente de la traición de Pandora, ocultó en lo más profundo de Gea la caja, a la espera de su descubrimiento por parte de los hijos de los hijos de sus hijos. Y así queda oculta en el corazón de cada uno la esperanza de lo imposible, aquello que nos pueda iluminar el camino, cumplir nuestros sueños, darnos fortuna, o simplemente con lo más básico, hacernos felices como niños: la Esperanza es lo último que se pierde.


7-EPILOGO

Hay quién dice que Cécrope Rey de la Hélide, que arbitró entre Poseidón y Atenea por la posesión del Partenón  Ateniense, nacido de Gea, trajo con el la escritura, que enseñó a sus ciudadanos. Este hecho trajo consigo que la escritura fuera el don derivado de la propia esperanza, ya que así los hombres podían evocar sus sueños y anhelos, escribir y pensar en las más absolutas locuras sin dar cuentas a nadie, iluminar con su conocimiento el camino de sus descendientes o advocar a la Fortuna.

Por ello, la esperanza y la nobleza de corazón se materializaron en la lengua escrita y los signos, capaces de conjugar todos los bienes que los dioses les robaron. Cuentan que esta invención fue inspirada por el espíritu de Prometeo, huido del Hades, en su eterno afán de favorecer a sus criaturas. Y fue el gran don que ni poseyeron ni pudieron apropiarse los inmortales hijos de Zeus, vigilante de los juramentos.

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